¿Te gusta probar maridajes sorprendentes y descubrir opciones nuevas? Sigue leyendo esta entrada y te daremos algunas claves para innovar.
Tips para maridajes sorprendentes
VINOS BLANCOS
Con los vinos blancos, parece que solo podemos acompañarlos de pescados y mariscos, pero lo cierto es que tenemos que ser capaces de arriesgar y sacarles mucho más partido.
1. Quesos con vinos blancos
Se piensa que siempre debemos combinar los quesos con vinos tintos, pero nada más lejos de la realidad.
Hay vinos blancos que son el acompañante perfecto de muchos quesos. Por ejemplo, los quesos azules son de sabor salado y fuerte, pero maridan perfectamente con un vino dulce o semidulce para contrarrestar su carácter sabroso.
Con un queso fresco o suave los vinos afrutados, jóvenes y poco complejos serán los compañeros ideales. Variedades como la Viura, Verdejo o Chardonnay pueden convertirse en el maridaje inseparable de estos quesos.
Los quesos de cabra van muy bien con algún blanco de buena acidez que contrarrestará la acidez natural y propia de la leche caprina. En este caso, las variedades Sauvignon Blanc o Verdejo son dos buenas ideas para combinar.
2. Carnes con vinos blancos
Nuevamente, nos encontramos ante otro de los mitos a desterrar. Tenemos carnes blancas que maridan estupendamente con vinos blancos.
El pollo, el conejo e incluso el cerdo son buenos ejemplos de ello.
En este caso, a lo que tenemos que prestar atención es a las salsas y condimentos con los que los cocinemos.
Un pollo aderezado con algo de limón o con hierbas aromáticas como el tomillo será una perfecta compañía para un blanco. Aquí, la recomendación sería un blanco con estructura o fermentado en barrica. También son buenas compañeras de este tipo de blancos las carnes blancas guisadas con sabores suaves o medios.
VINOS TINTOS
3. Pescados con vinos tintos
Cada vez que oímos hablar de pescados nos parece que sólo podemos elegir un blanco.
No obstante, aquí como con las carnes hay muchos factores a tener en cuenta. Entre ellos, la grasa del pescado, las salsas que le pueden acompañar y hasta la forma de cocinarlo.
En el caso de los pescados semigrasos, la trucha, la dorada, el rape o el bonito son solo algunos ejemplos de estos pescados. En cuanto al maridaje, se recomienda un vino tinto joven, de paso ligero o un rosado, que todavía conserve parte de su frutalidad y cuya intensidad se sitúe en un nivel medio.
Si hablamos de pescados grasos o azules, como el atún, las sardinas, la caballa, los boquerones, el bonito o las anchoas, aquí las opciones se multiplican, ya que no solo podemos maridarlos con vinos frescos y afrutados, sino que también podemos atrevernos con vinos de más estructura o variedades como el Tempranillo.
4. Postres y dulces con vinos tintos
Pata terminar, no nos olvidemos de los postres y los dulces.
Parece que solo podemos tomar postres dulces con vinos dulces, pero ¿has probado alguna vez un postre de chocolate con tinto? ¡Es una auténtica maravilla!

Pero no olvides nunca, la clave está en elegir un vino que no reste protagonismo al plato y viceversa.